¿Qué es la roncopatía? Causas y tratamientos

9 min de lectura
roncopatias apnea sueño hm dental center
El ronquido y la apnea son dos tipos de roncopatías, es decir, alteraciones asociadas a las vías respiratorias altas. Ambas se consideran los trastornos respiratorios del sueño más comunes entre la población a los que hay que prestar atención ya que, si bien el ronquido en sí mismo no suele revestir gravedad, puede ser la antesala de la apnea, una patología con implicaciones y consecuencias más serias.

La roncopatía es un tipo de trastorno respiratorio del sueño cuyas principales manifestaciones son los ronquidos (roncopatía simple) y la apnea del sueño, también llamada apnea obstructiva del sueño (AOS). Esta última es una roncopatía que implica una mayor gravedad, ya que en ella la respiración puede detenerse durante unos segundos durante el sueño. 

Ambas roncopatías tienen causas similares:
  • Exceso de peso. La evidencia demuestra que las personas con sobrepeso y obesidad roncan más y tienen un riesgo mayor de padecer una apnea obstructiva del sueño. Respecto a esto, estudios recientes confirman que el Índice de Masa Corporal (IMC) se asocia significativamente con la apnea y la hipopnea, y también se sabe que en las personas con mayor IMC el hueso hioides (situado en el cuello) presenta una posición más inferior, lo que puede alterar la respiración, haciendo que ésta sea más difícil durante el sueño. 
  • Edad y sexo. Tanto el ronquido como la apnea del sueño son más frecuentes en los hombres que en las mujeres. Además, en los varones, la apnea se presenta antes y son más propensos a padecer una apnea del sueño grave. Estas roncopatías pueden manifestarse a cualquier edad (caso del ronquido infantil), pero el riesgo aumenta a medida que se envejece.
  • Herencia. Sobre todo en el caso de la apnea obstructiva del sueño, la predisposición genética (antecedentes familiares de ronquido o apnea) se considera un factor de riesgo potencial. 
  • Características anatómicas. Tener un cuello grueso, amígdalas grandes o un paladar blando bajo y grueso puede producir el estrechamiento de las vías respiratorias,  favoreciendo las roncopatías, al igual que los problemas nasales (congestión, tabique desviado, rinitis alérgica…). 
 

Del ronquido a la apnea


Es muy importante saber diferenciar un ronquido simple de una apnea del sueño, algo que no siempre resulta fácil por la dificultad de “autodetectarlo” (habitualmente es la pareja del paciente quien se percata de este problema) y porque la sintomatología de la apnea suele pasar desapercibida, ya que se confunde con las manifestaciones del estrés, el cansancio o la falta de sueño. 

Las tres señales que indican que se trata de una apnea del sueño son:
  • Somnolencia excesiva durante el día (sin que haya otra causa que lo justifique).
  • Ronquido fuerte seguido de una pausa en la respiración (apnea), que se repite con frecuencia durante el sueño.
  • Falta de concentración para desarrollar las tareas habituales.

Estos síntomas pueden acompañarse de otros como dolor de garganta al despertar, dolores de cabeza matinales o sueño intranquilo. 

Los síntomas que caracterizan a la apnea del sueño se originan porque al obstruirse la cavidad respiratoria aumenta el esfuerzo que implica la respiración en cada bocanada. Esto se manifiesta en forma de un ronquido fuerte, seguido de una pausa o silencio en el que se deja de respirar. Esto a su vez tiene como consecuencia un sueño superficial y poco reparador. En los casos en los que la obstrucción respiratoria no es total sino parcial se trata de una hipopnea del sueño.
 

Consecuencias de la apnea


Se estima que el 25% de la población adulta tiene apnea del sueño y los datos de la Sociedad Española de Medicina Dental del Sueño (SEMDeS) revelan que la prevalencia ha aumentado un 45% en los últimos 10 años. Esto es debido principalmente a factores relacionados con el ritmo de vida actual, como la obesidad, el sedentarismo o el tabaquismo. Asimismo, las investigaciones más recientes señalan que cerca de mil millones de personas de entre 30 y 69 años en todo el mundo padecen apnea obstructiva del sueño severa. 

La apnea del sueño altera en mayor o menor medida la calidad de vida de quien la padece, siendo su efecto principal un sueño de mala calidad y las consecuencias derivadas de ello (falta de concentración, irritabilidad, cansancio, somnolencia diurna…). 

Pero la repercusión y las consecuencias derivadas de este problema en el estado de salud general pueden ser más serias. Esto es debido principalmente al impacto que tiene la falta de oxigenación derivada de la interrupción de la respiración y al aumento del esfuerzo ventilatorio que se hace para vencer la obstrucción de las vías respiratorias en otros órganos y sistemas. De ahí la importancia de diagnosticarla y tratarla adecuadamente: 
  • La apnea y la hipertensión se relacionan en una doble dirección: se sabe que la apnea repercute negativamente a nivel del corazón y que la hipertensión arterial coexiste muchas veces con la apnea del sueño. Según la Federación Española de Sociedades de Medicina del Sueño (FESMES), en base a los resultados de  estudios al respecto, se calcula que el 30% de los pacientes con hipertensión arterial presentan apnea obstructiva del sueño. Asimismo, se ha demostrado que el tratamiento de las apneas con el uso de CPAP (la opción de elección actualmente, que consiste en un dispositivo que administra aire por la vía aérea superior) reduce la presión arterial y, por tanto, mejora el control de la hipertensión, sobre todo en los casos de hipertensión resistente refractaria.
  • También hay una estrecha relación entre el ictus y esta alteración del sueño. Según apuntan diferentes estudios de base epidemiológica, el hecho de padecer apnea del sueño incrementa entre dos y tres veces el riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular, especialmente en pacientes jóvenes y de mediana edad.
  • Las últimas evidencias demuestran que la presencia de apnea del sueño aumenta hasta en un 85% el riesgo de deterioro cognitivo y que su prevalencia es mayor entre los pacientes con enfermedad de Alzheimer que en la población general. Una de las causas de esta relación es la disminución de oxígeno disponible como consecuencia de la apnea, lo que puede alterar la conectividad entre las neuronas.


Prevención de las roncopatías y estilo de vida


Es posible prevenir las roncopatías y la apnea haciendo cambios en la rutina diaria, evitando los factores relacionados con el estilo de vida que favorecen su aparición e introduciendo cambios de hábitos:
  • Dejar de fumar.
  • Evitar el alcohol o minimizar su consumo. Sobre todo si se ingieren antes de dormir, las bebidas alcohólicas relajan la musculatura de la garganta, disminuyendo las defensas naturales frente a la obstrucción de las vías respiratorias.
  • Mantener el peso adecuado.
  • Llevar una dieta equilibrada y cardiosaludable (la dieta mediterránea es el mejor patrón de referencia).
  • Hacer actividad física de forma regular.
  • Seguir unos horarios de sueño ordenados.
  • Dormir de lado: los ronquidos son más frecuentes e intensos cuando se duerme en posición boca arriba, ya que la fuerza de la gravedad sobre la garganta favorece el estrechamiento de las vías respiratorias.


Tratamientos para la apnea del sueño


El diagnóstico y el abordaje de la apnea del sueño tienen que llevarse a cabo de manera multidisciplinar, es decir, en él deben participar distintos especialistas, principalmente otorrinolaringólogos y dentistas

Hay distintas opciones de tratamiento y la elección de una u otra depende de cada paciente y del tipo de apnea. Eso sí, todos los tratamientos deben ir acompañados de cambios en el estilo de vida.
  • Dispositivos de avance mandibular (DAM). Son aparatos que se colocan en la boca, diseñados a medida del paciente. Proporcionan una notable mejoría al hacer avanzar la mandíbula y abrir la vía aérea, evitando que la lengua se deslice hacia atrás y bloquee las vías respiratorias. Están indicados en los ronquidos que resultan molestos socialmente y en los casos de apnea del sueño leve o moderada. También son una alternativa para los pacientes que no toleran bien la CPAP.
  • CPAP (siglas en inglés de presión positiva continua de las vías respiratorias). Es el tratamiento estándar y se basa en el uso de un dispositivo que facilita la respiración durante el sueño. Incluye una mascarilla que el paciente se coloca sobre la nariz y/o la boca conectada a una máquina que le proporciona una presión constante de aire en la garganta. Esto le permite mantener abierta la vía respiratoria al inhalar, evitando así la aparición de la apnea del sueño.
  • Cirugía. Sólo se recurre a ella en determinados casos y cuando las otras opciones no funcionan. Hay distintas intervenciones según el tipo de apnea y del paciente: extirpación de amígdalas y adenoines; colocación de implantes que optimicen el funcionamiento de las vías respiratorias; cirugía de avance maxilar o mandibular…


Llámanos al 900 105 785
Clínicas dentales