Osteointegración: el proceso biológico que hace posible la unión entre el implante y el tejido óseo

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Llamamos osteointegración a la cicatrización natural de la zona afectada por un implante o sustitución dental y a la fusión de la pieza insertada con el hueso maxilar, con la consiguiente rehabilitación estética y funcional de la cavidad oral. 

De acuerdo con los datos del Consejo General de Dentistas de España, en nuestro país, de las 32 piezas dentales totales, la media de dientes en adultos jóvenes (35-44 años) es de 26, y en los adultos mayores (65-74) desciende a 17 dientes. Como consecuencia de ello, cada año se colocan en España entre 1,2 y 1,4 millones de implantes por pérdida dentaria

La mayoría de los implantes dentales están compuestos por dos tipos de materiales: titanio o zirconio. Ambos son biocompatibles, es decir, no producen alergias ni otro tipo de reacciones adversas cuando entran en contacto con el organismo. Esto permite que se unan, tanto física como químicamente, al hueso de la mandíbula, “sustituyendo” de esta forma a la raíz del diente perdido. 

El proceso biológico por el que el implante dental se integra en el tejido óseo es lo que se conoce como osteointegración. Se trata de un paso o fase clave para el éxito de la implantología oral, esto es, el conjunto de técnicas destinadas a sustituir las piezas dentales que faltan. Este proceso puede durar meses.


El proceso, paso a paso

Explicado de forma sencilla, la osteointegración podría definirse como la cicatrización que se produce como consecuencia de la introducción del implante en el tejido óseo de la mandíbula. Este proceso tiene una serie de peculiaridades: 

  • El hecho de que el material con el que están hechos los implantes sea biocompatible hace posible la interacción e integración de este “cuerpo extraño” con el tejido óseo.
  • Antes de realizar el implante, se hace un diagnóstico y se establece un plan de tratamiento personalizado diseñado para determinar, en cada caso concreto, la forma, calidad, estado y dimensiones del hueso en el que se va a colocar. 
  • Tanto al inicio, como durante todo el proceso, el odontólogo cuenta con la ayuda de pruebas radiológicas de control que proporcionan información completa y detallada del soporte óseo que va a alojar al implante.
  • La colocación del implante en la estructura del hueso mandibular es un procedimiento que se lleva a cabo con anestesia local.
  • El tiempo que tardan en unirse de forma sólida el implante y el hueso es variable. Por lo general, puede oscilar entre los tres y los seis meses, aunque la duración varía en función de las características de cada paciente y del tipo de implante.
  • Durante este periodo de osteointegración lo habitual es que el paciente lleve una prótesis dental temporal.
  • En todo momento el odontólogo supervisa que el proceso se desarrolla de forma correcta, confirma cuándo se completa la cicatrización y comprueba que el implante se ha integrado en el hueso de forma estable y duradera.

Por qué es tan importante la osteointegración


El punto final del proceso de osteointegración es la creación por parte del organismo de una estructura ósea, es decir, una “cicatriz” alrededor del implante, englobándolo en el maxilar de manera similar al diente perdido.

De esta forma, y como resultado de la osteointegración, el implante queda fuertemente fijado a la mandíbula, de forma que ésta recupera la plena funcionalidad que no tenía a consecuencia de la pérdida dentaria.

Con esta técnica también se solucionan otras alteraciones más o menos molestas derivadas de la pérdida dentaria, como el movimiento del resto de los dientes.

Asimismo, el proceso de osteointegración, que se desarrolla cuando se coloca un implante, evita la necesidad de tener que recurrir a un injerto óseo. Cuando no se rehabilita un diente que se ha caído, el hueso que soportaba esa pieza dental comienza a reabsorberse, lo que puede complicar el proceso de implantación, ya que el soporte óseo es prácticamente inexistente. Por eso, es necesario “añadir” o injertar hueso en el que poder colocar el implante. 

Consejos para el “día después”

Una vez realizado el implante dental, es muy importante seguir una serie de pautas que aseguran que el proceso de osteointegración se desarrolla de forma correcta. Estas son las recomendaciones al respecto del Consejo de Dentistas: 

  • El paciente debe asistir a consultas dentales post-implante para controlar y comprobar el estado de la cicatrización, retirar las suturas y confirmar que el implante está adherido correctamente al hueso.
  • Una vez que se completa la osteointegración, el dentista hace las mediciones a partir  de las cuales se confeccionan las prótesis o el puente a medida. Antes de la colocación final, se llevan a cabo varias pruebas de ajuste.
  • Además de los cuidados básicos de higiene diaria, los implantes requieren un mantenimiento periodontal profesional que consiste en la eliminación y/o control de la placa sub y supragingival mediante la utilización de instrumentos específicos adaptados a las características clínicas y necesidades individuales de cada paciente. 

Riesgos y posibles dificultades

Según se explica desde la Sociedad Española de Periodoncia y Osteointegración (SEPA), el proceso de osteointegración se desarrolla de forma satisfactoria en la mayoría de los casos, haciendo posible completar la colocación del implante dental. 

Sin embargo, con una probabilidad de entre el 1% y el 8%, puede surgir un problema de falta de osteointegración o fracaso temprano del proceso.

Son varios los factores y circunstancias que pueden dar lugar al fallo del implante: 

  • Una curación inadecuada de la unión entre el implante y el tejido óseo.
  • La contaminación del implante en el momento de su colocación.
  • La calidad insuficiente del lecho óseo, que es el espacio del hueso donde se va a colocar el implante y que tiene el tamaño del diente.
  • El ejercicio de fuerzas excesivas sobre el implante antes de que esté cicatrizado.

Evitar las enfermedades periimplantarias 

Los especialistas de la SEPA inciden en que, para garantizar el resultado exitoso de los implantes, su duración y buen estado a largo plazo, es necesario establecer una terapia de mantenimiento específica en cada caso. 

La evidencia demuestra que la falta de seguimiento o de tratamiento de mantenimiento tras la colocación de implantes dentales es una de las principales causas, tanto del fracaso de este tratamiento, como de lo que se conoce como enfermedades periimplantarias, que es el conjunto de procesos inflamatorios que tienen lugar en los tejidos que rodean al diente. 

Según el grado de afectación de esta inflamación pueden darse fundamentalmente dos tipos de problemas en este sentido:

  • Mucositis: se trata de una lesión reversible producida por el acúmulo de placa bacteriana alrededor del implante. Da lugar a una inflamación que sólo afecta a la mucosa alveolar (la que recubre la parte interna de los labios y los laterales de los dientes) sin que haya signos de pérdida ósea.
  • Periimplantitis: suele estar producida por una inflamación mantenida en el tiempo, que puede conducir a una pérdida de hueso alrededor del implante y que, en caso de que no se controle a tiempo, puede desencadenar la pérdida del mismo. 

Implantes sanos durante más tiempo

Los profesionales que intervienen en el tratamiento de colocación de implantes coindicen en que el gran reto es mantenerlos en perfecto estado a lo largo del tiempo. “Un implante dental puede ser para toda la vida, pero sólo si se cuida correctamente”, afirman. 

Y para ello, es necesario que el paciente sea consciente de la importancia de seguir la terapia de mantenimiento establecida por el odontólogo y que incluye pautas y estrategias dirigidas principalmente a tener unas encías sanas, controlar la evolución del implante y prevenir complicaciones como la periodontitis y las enfermedades periimplantarias. 

En este caso, la interacción y la estrecha colaboración entre el odontólogo y el paciente resulta imprescindible, debido a las peculiaridades de este procedimiento dental.

Estas son algunas de las cuestiones que hay que tener en cuenta en ese plan de mantenimiento que asegura la durabilidad en el tiempo de los implantes: 

  • Cuidados específicos: además de cumplir escrupulosamente con los hábitos diarios de limpieza dental, los pacientes que llevan implantes deben someterse periódicamente a una higiene bucodental profesional, para controlar los niveles de placa y eliminar el biofilm supra y sublingual. 
  • Incluir las evaluaciones post-implante en la agenda: es necesario someterse a las revisiones periódicas pautadas por el odontólogo. En estas visitas se comprobará el estado de los tejidos que están alrededor del implante y se controlará la integridad del mismo.
  • No bajar la guardia frente a posibles complicaciones: el plan de mantenimiento incluye acciones dirigidas a la prevención de problemas y enfermedades relacionadas con el implante dental. Esta estrategia preventiva incluye investigar la posibilidad de que ciertas patologías sistémicas que pueda tener el paciente afecten al resultado del implante o identificar hábitos dañinos para la salud bucodental, como el tabaquismo.  



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